sábado, 14 de enero de 2012

CRONICAS DE KELMOR (2ª parte)


Dural y yo nos encontramos en el pequeño lago que hay tras la ciudad. Nuestras citas nos llevan cada día más lejos. Es un hermoso paraje y la presencia de mi amado lo hace más hermoso todavía. Hemos acudido por separado para evitar levantar sospechas.
Estábamos disfrutando de nuestra mutua compañía cuando hemos escuchado una explosión y unos gritos. Dural se ha levantado rápidamente y ha acudido al lugar. Le he seguido y creo que me arrepentiré toda mi vida. El espectáculo era espantoso. Una de las gemelas gritaba a pleno pulmón mirando fijamente, frente a ella, una extensión de tierra calcinada. Cuando Dural se acercó a comprobar si la joven había sufrido algún daño, a parte de las ropas algo chamuscadas, pudimos ver en el centro de la devastación los restos calcinados de la otra hermana. Dural trató de apartar a la gemela superviviente del macabro espectáculo, pero la niña se negaba a moverse. Sus gritos se iban haciendo más débiles a medida que su garganta enronquecía. De repente, hubo un movimiento entre unos arbustos y la niña dejó de gritar para volverse a mirar. De entre los arbustos surgió el padre Fabián, pálido como la muerte. 
Fue un asunto terrible. Casi no podía creer lo que escuché de la boca de la joven Fiona. Ella y su hermana estaban paseando cuando se toparon con el padre Fabián que, al parecer, me había seguido. Cuando se dieron cuenta de las intenciones del clérigo, Igraine trató de detenerlo. Inconscientemente se interpuso ante la ardiente muerte que al parecer nos estaba destinada.
Al parecer, el padre Fabián estaba secretamente enamorado de mí y cuando descubrió mi relación con Dural …
No sé lo que pasó por la mente del padre Fabián, pero me siento totalmente incapaz de creer que quisiera matarnos. Es un joven de mucho temperamento, ciertamente, pero, matarnos? La gente comenta que nadie sabe de lo que es capaz un corazón traicionado.
La pobre Fiona se pasó varias semanas en la cama, delirando con una fiebre muy alta. Su padre quería llevársela cuanto antes a casa, pero mi señora Mai lo convenció de que el largo viaje en aquel estado podría matarla. El pobre Conde está destrozado.
Dural ha discutido con su padre. A raíz de lo sucedido nuestro secreto ha sido expuesto. Mi señor Arkein estaba furioso. Por un lado había muerto uno de sus invitados, de su familia, la hija de su medio hermano, a manos de un hombre a su servicio y por otro lado parece haberse dado cuenta que Dural y yo ya no somos los niños que jugaban juntos años atrás. Últimamente se le ve tan cansado. El condado está en alerta. Nuestros vecinos de Radhagal se preparan de nuevo para ir contra nosotros. Vientos de guerra soplan desde el sur.

Hace unos días que no veo a Dural. Creo que trama algo y no puedo alegrarme porque sospecho qué puede ser. Cuando medio reino se levantó en armas para marchar contra las huestes de Syr, el marqués se negó en redondo a dejar partir a Dural. Ahora, la confrontación con nuestros vecinos es inminente y no creo que el marqués deje atrás a Dural esta vez, él también sabe que sería injusto e imposible.
Por qué parecen los hombres tan ansiosos por ir a la guerra?
Cada vez veo menos a Dural. Me paso la mayor parte del tiempo ayudando a la madre Aintzine a reponer de hierbas la enfermería. Andamos como locas buscando un herrero que nos arregle los cacharros rotos. En todas las forjas solo se oye el sonido de los martillos golpeando el metal de las futuras armas. No tienen tiempo para arreglar un puchero. Bueno, ya veremos qué comen cuando nos quedemos sin cacharros donde cocinar.
Los niños juegan por las calles imitando a los mayores, añadiendo más confusión al caos existente.
Se irá Dural sin despedirse? Hace por lo menos un par de semanas que no lo veo, desde el triste incidente de las gemelas. Estuvo un buen rato reunido con su padre y luego hicieron llamar al Conde Aengus y mantuvieron una conversación bastante larga. Más tarde, el conde partió con Fiona y las cenizas de Igraine, pero Dural seguía encerrado con su padre. Casi amanecía cuando escuché los portazos. “Mal asunto, pensé, Dural ha discutido con su padre”. Desde entonces no lo he vuelto a ver.
Mi señora Maieder parece estar de un humor alterado, tan pronto está triste y melancólica como se la ve sonreír. El otro día me llamó para que la ayudara a sacar del baúl su traje de novia.
Quien todavía anda por aquí dando vueltas es lord Avaggdu. No parece tener prisa por marcharse. La verdad es que no es tan repulsivo como pensaba en un principio. Es amable y divertido y bastante inteligente. Es ese aire de autoconfianza que le rodea y esa manera suya de decir las cosas de forma tan cruda lo que hace que los demás se sientan incómodos en su presencia.
Es muy bueno con la espada, tanto como Dural. Practica casi todos los días. La verdad es que me he acostumbrado a su presencia.
Se esfuerza por ser amable y distraernos de las preocupaciones y el alboroto que provocan los preparativos para la batalla.
Ha viajado mucho, ha estado incluso más allá de las Montañas del Fin del Mundo. Cuenta unas historias maravillosas sobre las tierras y las gentes que viven frente al Desierto Blanco.
En cambio, Dural … Dónde se habrá metido?

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